El Conicet pionera en Latinoamérica, poco importante para el Gobierno

En un país donde la consigna es ajuste y la ciencia se tilda de gasto, el Conicet vuelve a hacer lo que mejor sabe: destacarse a nivel mundial. El prestigioso Ranking Scimago 2025 lo posicionó –una vez más– como la institución de investigación científica más importante de América Latina y la número 79 entre más de 5.000 organismos evaluados en todo el mundo.

Todo esto, a pesar del desmantelamiento que sufre desde la asunción del gobierno libertario.

El mismo Conicet que el presidente Javier Milei prometió privatizar incluso antes de asumir, y que figuras de La Libertad Avanza como Bertie Benegas Lynch directamente quieren eliminar, sigue siendo el organismo más relevante de ciencia y tecnología de la región.

Lo hace desde hace siete años consecutivos, gracias a la producción de conocimiento, el impacto social de sus investigaciones y sus aportes en innovación. Le siguen los consejos científicos de México y Brasil.

Ana Franchi, quien presidió el organismo entre 2019 y 2023, dijo a Página 12: “Esto nos llena de orgullo porque habla de la calidad de nuestros investigadores e investigadoras”. En la misma línea, Roberto Salvarezza (titular entre 2012 y 2015 y hoy a cargo de la CIC bonaerense) fue más explícito: “Contrariamente a toda la propaganda anti ciencia y anti Conicet del Gobierno nacional y ante el silencio de las autoridades del organismo, este prestigioso ranking internacional habla por sí mismo”.

Recortes y precarización

El Conicet tiene hoy más de 10 mil investigadores, más de 11 mil becarios y unos 4.000 trabajadores entre técnicos, personal de apoyo y administrativos. Aun así, desde que asumió el actual gobierno, la institución perdió cerca de 1.500 agentes y no incorporó a nadie nuevo.

La suspensión de ingresos a la Carrera del Investigador dejó afuera a más de 800 postulantes con evaluaciones favorables, muchos de los cuales ya emigraron o están en proceso.

“La defensa del Conicet es clave para retomar un camino de desarrollo. Sin ciencia y tecnología, Argentina no tiene futuro”, advierte Salvarezza, apuntando directamente a la política de recorte sistemático que impulsa el oficialismo libertario.

El conocimiento como blanco político

A la reducción de personal se suma un recorte presupuestario que ya se refleja en los laboratorios: el financiamiento de proyectos es casi inexistente y los salarios perdieron el 40% de su poder adquisitivo desde diciembre. La inversión estatal en el sector es del 0,15% del PBI, por debajo incluso del 0,17% registrado en 2002.

Franchi resume el estado de situación: “Los científicos sufren un destrato constante por parte del Gobierno nacional. A pesar de todo eso, siguen trabajando y lo hacen con excelencia. Más allá del discurso oficial, esto demuestra que el mundo reconoce la ciencia y la tecnología de Argentina”.

Sin recursos, sin ingreso de nuevos talentos, con salarios de miseria y un relato oficial que desprecia el conocimiento, el Conicet sigue siendo referencia mundial.